
Sellos rotos y secretos expuestos: el ciberataque a The Printing House sacude al sector
El derrumbe silencioso de un gigante canadiense

La madrugada del 1 de julio de 2025, mientras los servidores aún dormían y las bandejas de entrada seguían vacías, una tormenta invisible se infiltró en los sistemas de The Printing House — una de las empresas de impresión y comunicación más respetadas de Canadá. Con más de 60 años de trayectoria, la compañía ha sido un pilar para clientes corporativos y organismos públicos, ofreciendo soluciones personalizadas de alta confidencialidad.
Entre sus servicios destacan:
Tarjetas de presentación, folletos y material promocional
Empaques personalizados y señalización corporativa
Impresión segura para sectores legales, sanitarios y gubernamentales
Formatos grandes para ferias, eventos y puntos de venta
Pero lo que realmente distingue a The Printing House es su estrecha colaboración con instituciones gubernamentales. Esto convierte el incidente en algo más que una simple violación de datos: es una amenaza potencial a la seguridad institucional.
Aquella mañana, no fue un pedido de impresión lo que llegó a sus servidores, sino Dunghill, un grupo de ransomware vinculado al colectivo criminal Dark Angels Team. Conocidos por su precisión quirúrgica y tácticas de doble extorsión, su firma es clara: infiltración silenciosa, extracción masiva y exposición pública.
Según ransomware.live, el ataque comenzó a las 07:23 hora local, y resultó en la exfiltración de aproximadamente 2,2 terabytes de datos sensibles, incluyendo:
800 GB de correos electrónicos internos con archivos adjuntos: contratos confidenciales, documentos de RR.HH., registros financieros y datos de clientes
600 GB de bases de datos operativas y comerciales
Cientos de gigabytes adicionales de servidores internos: esquemas de infraestructura, acuerdos bajo NDA y documentos estratégicos
Divulgación pública confirmada
Los propios atacantes han declarado que todo el paquete de datos robados está disponible para descarga pública. Esto confirma que se trata de un caso clásico de doble extorsión, donde la víctima no solo enfrenta el robo, sino también la exposición deliberada de su información más crítica.
Para una empresa construida sobre la confianza, la confidencialidad y la reputación, este ataque representa un incendio digital: silencioso, devastador y profundamente simbólico.
Anatomía del ataque: cómo cayó la defensa
Hasta la fecha, The Printing House no ha emitido ningún comunicado oficial sobre el incidente. No hay nota de prensa, ni advertencia a clientes, ni notificación a organismos reguladores. Este silencio ha dejado un vacío que ha sido ocupado por especulaciones, análisis externos y — lo más preocupante — por los propios atacantes.
Aunque los detalles técnicos del ataque no han sido confirmados, el historial del grupo Dunghill, vinculado a Dark Angels Team, permite trazar un patrón de ataque bien conocido:
Acceso inicial mediante phishing o credenciales robadas: correos electrónicos dirigidos a empleados para obtener acceso a los sistemas internos
Movimiento lateral y escalada de privilegios: una vez dentro, los atacantes exploran la red para alcanzar servidores críticos
Exfiltración masiva de datos antes del cifrado: el objetivo no es solo bloquear, sino robar información sensible
Doble extorsión: si no se paga el rescate, los datos se publican o se venden en la dark web
Según ransomware.live, el ataque se produjo el 1 de julio de 2025 a las 07:23 (hora local). La magnitud de la filtración — 2,2 terabytes de datos — sugiere que Dunghill mantuvo acceso prolongado a los sistemas sin ser detectado, posiblemente durante semanas.
Divulgación pública confirmada
Los propios atacantes han declarado que la totalidad de los datos robados está disponible para descarga pública. Esto confirma que se trata de un caso de doble extorsión, en el que la víctima no solo sufre el robo, sino también la exposición deliberada de su información más crítica.
En ausencia de una respuesta oficial, la narrativa del incidente está siendo moldeada por actores externos: los ciberdelincuentes, plataformas de inteligencia de amenazas y medios especializados. Para una empresa que maneja información confidencial — incluso gubernamental — esta falta de transparencia representa un fracaso estratégico y reputacional.
Consecuencias y un punto de inflexión regulatorio

Con 2,2 terabytes de datos sensibles ya filtrados públicamente, The Printing House se encuentra en el centro de una crisis que trasciende lo tecnológico. La magnitud de la filtración — que incluye correos electrónicos internos, contratos confidenciales y documentos institucionales — plantea serias dudas sobre la seguridad de toda la cadena de suministro digital.
Silencio institucional
A pesar de la gravedad del incidente, la empresa no ha emitido ninguna declaración oficial. No hay comunicado de prensa, ni advertencia a clientes, ni notificación a organismos reguladores. Este silencio contrasta con las expectativas de transparencia que se exigen tras una violación de esta magnitud — especialmente cuando podrían estar comprometidos datos de entidades gubernamentales.
El contexto normativo: Bill C-26
El ataque ocurre en un momento clave para la ciberseguridad en Canadá. El proyecto de ley Bill C-26, actualmente en proceso legislativo, busca reforzar la protección de infraestructuras críticas mediante:
La obligación de implementar programas de ciberseguridad
La gestión de riesgos en la cadena de suministro
La notificación obligatoria de incidentes al Centro Canadiense de Ciberseguridad
La cooperación con autoridades reguladoras ante amenazas a la continuidad operativa
Aunque The Printing House no está formalmente clasificada como operador crítico, su colaboración con organismos públicos la convierte en un eslabón vulnerable dentro de un sistema que se presume seguro. Este caso demuestra que la seguridad nacional no puede limitarse a las infraestructuras críticas, sino que debe extenderse también a los proveedores que manejan información sensible.
¿Un precedente para ampliar la ley?
Este incidente podría convertirse en un caso emblemático que impulse la ampliación del alcance de Bill C-26. Entre las propuestas que ya se discuten:
Incluir a proveedores externos con acceso a datos institucionales
Establecer obligaciones de notificación para empresas que prestan servicios a entidades públicas
Reforzar los controles sobre la seguridad de terceros
En ausencia de una respuesta oficial, la narrativa del incidente está siendo moldeada por actores externos — y eso representa un riesgo no solo para la empresa, sino para la confianza en todo el ecosistema digital canadiense.
Costes, oportunidades perdidas y el precio del silencio
Con 2,2 terabytes de datos sensibles ya filtrados públicamente, The Printing House enfrenta una crisis que va mucho más allá de lo técnico: las consecuencias son financieras, legales y reputacionales.
Pérdidas financieras estimadas
Aunque la empresa no ha publicado cifras oficiales, los estándares del sector permiten una estimación razonable:
Costo promedio por registro comprometido en Canadá: 250–300 CAD
En función del volumen de datos, las pérdidas totales podrían superar los 10–15 millones de CAD, incluyendo:
Análisis forense digital y respuesta al incidente
Honorarios legales y posibles sanciones regulatorias (por ejemplo, bajo PIPEDA)
Cancelación de contratos y pérdida de clientes
Reconstrucción de infraestructura y refuerzo de seguridad
Daños reputacionales a largo plazo
Estas cifras no contemplan un posible pago de rescate — un dato que, hasta ahora, no ha sido confirmado.
¿Qué habría cambiado con Cy-Napea®?

Según HookPhish, una plataforma como Cy-Napea® podría haber mitigado — o incluso evitado — el ataque. Entre sus capacidades clave se incluyen:
EDR/XDR para detectar movimientos laterales y escaladas de privilegios
Protección anti-ransomware en tiempo real
Prevención de fuga de datos (DLP) para bloquear intentos de exfiltración
Copias de seguridad con recuperación en un clic
Módulos de cumplimiento para Bill C-26 con auditorías automatizadas y alertas regulatorias
Una arquitectura de defensa en capas como esta habría permitido una detección temprana o incluso la interrupción del ataque antes de que se completara.
Divulgación y el silencio que siguió
Al momento de redactar este informe, The Printing House no ha emitido ninguna declaración pública reconociendo la violación. No hay comunicado de prensa, ni aviso a clientes, ni notificación a autoridades regulatorias. Este silencio contrasta fuertemente con las expectativas de transparencia que se exigen tras un incidente de esta magnitud — especialmente cuando podrían estar comprometidos datos institucionales o gubernamentales.
El silencio como multiplicador de riesgo
Esta falta de comunicación:
Erosiona la confianza de clientes y socios
Podría violar obligaciones legales bajo PIPEDA y el futuro Bill C-26
Deja la narrativa en manos de los atacantes
Aumenta el riesgo de demandas colectivas y sanciones regulatorias
Actualmente, la comprensión pública del incidente se basa en:
ransomware.live – que publicó los datos robados
HookPhish – que analizó las tácticas de Dunghill
Los propios atacantes han declarado que el archivo completo de 2,2 TB está disponible para descarga pública — una táctica característica de las campañas de doble extorsión. Al no responder ni pagar, The Printing House ha cedido el control narrativo a los agresores.
Cuanto más se prolongue el silencio, mayor será el coste — no solo en cifras, sino en credibilidad.
